Identidades desdobladas: Atrapados en la red
Con Alejandra Sánchez Gómez
La tecnología nos hace esclavos, somos marionetas que creamos una vida en la red, una mentira.
“El mundo virtual se está convirtiendo en nuestro mundo real” Sebastián Parra, presentador del programa Catfish, Mentiras en la red.
Es increíble ver que así como evoluciona el hombre, del mismo modo lo hace la sociedad. Las maneras de relacionarnos han cambiado conforme pasa el tiempo: ya no llamamos a la operadora, no damos el número del beeper ni dejamos un código para mandar un aviso, no. Ahora simplemente desbloqueamos el celular y mandamos un mensaje instantáneo. Ya todo funciona con un solo clic y es como si nuestra mente se manejara a control remoto.
Estamos perdiendo nuestra sensibilidad, nos estamos convirtiendo en seres fríos y robóticos. La mejor relación que tenemos es con la pantalla del computador, la Tablet o el celular −que por cierto ha sido estable y duradera−. Mientras buscamos acercar a los que tenemos lejos por medio de la tecnología, alejamos a los que tenemos cerca, perdiendo contacto con nuestros seres queridos. Ese vacío que nos queda lo buscamos en la red.
Catfish, Mentiras en la red, es un programa de tele realidad, donde se busca desenmascarar a esas personas que se esconden detrás de una pantalla y fingen una identidad falsa. Esas personas que sienten una gran impotencia de cumplir con los estereotipos que impone la sociedad se ven confundidas por los altos niveles que la misma exige… entonces acuden a la internet, una red tan moldeable que les permite recrear ese modelo que tanto anhelan ser.
Sebastián Parra y Diego Sáenz, presentadores del programa, quienes viven este fenómeno diariamente desde muy cerca, e intentan desmentir y descubrir por qué las personas llegan tan lejos y engañan a quienes tanto dicen querer, señalan al respecto lo siguiente: “Todo es difícil, porque uno termina involucrándose con cada historia. Eso fue lo más duro, descubrir que hay gente mala, que solo le gusta hacer daño, saber que todos tenemos sentimientos y que somos vulnerables”. Aunque es un asunto que atrapa, para ellos no ha sido muy fácil enfrentarse a estas situaciones. “Después del segundo capítulo quería tirar la toalla, sentía que no era para mí, que yo no debía estar ahí. Precisamente porque me estaba afectando demasiado”, afirma Sebastián, con un tono de impotencia. Ya estaba involucrado allí: solo debía seguir.
Según Sebastián, estamos hundidos en un mundo virtual sin fondo, absorbidos totalmente por la tecnología, en contra de la naturaleza, pues es imposible tener una relación sin contacto físico, es necesario tocar a la persona que queremos, sentirla a nuestro lado, poder abrazarla.
Él opina que una relación sin esto no es sana, pues “el amor se mantendrá vivo siempre y cuando se lleve rápidamente al mundo real, y no se quede simplemente en una pantalla, de lo contrario, no sirve de nada”.
La experiencia que han vivido les ha mostrado que las personas que viven en el mundo de las redes intentan esconderse de su realidad, no son capaces de aceptarse como son y muchas veces son faltos de afecto, así que buscan quien acepte su personaje creado y comienzan a construir un mundo irreal, que no todos logran mantener durante mucho tiempo. A partir de las numerosas experiencias, Diego y Sebastián se han percatado de lo que busca realmente la gente en el mundo virtual: “La persona engañada busca amor, quiere sentirse apreciada, amada, importante, y esa es su realidad. Muchas veces el mundo real de esas personas está en internet. Y quien engaña, es lo mismo, aunque unas veces es venganza, resentimiento, dolor, diversión, o amor”.
Es por eso también que existe Catfish, no solo para quien los busca porque quiere saber la verdad, sino para quien está mintiendo y siente que es la mejor oportunidad para contar lo que tanto ha ocultado, “llega un momento en el que no pueden más y explotan, quieren contarle al mundo la verdad, porque a veces ellos mismos se creen esas mentiras”.
Acomodándose en la silla, Diego suspira y continúa diciendo: “vivimos en una sociedad de consumo, en una falsa realidad en la que todos debemos ser "perfectos", nos guiamos por parámetros preestablecidos que si no sigues eres rechazado. Eso parece que es lo que nos quiere decir el resto del planeta, y si no somos así no encajamos. Entonces, ¿qué hacemos? Nos escudamos en alguien más y creamos otra identidad en el mundo más manipulable: el internet. Podemos ser quienes queramos”.
¿Será posible que algún día solo nos relacionemos por internet?, gran cuestión la que hizo Sebastián, que termina respondiendo: “yo creo que ya estamos así, o al menos a un paso. De hecho en estos días estuve leyendo que en Japón o en China, por allá al otro lado del mundo, están desarrollando tecnología para tener relaciones sexuales por medio de aparatos, sin necesidad de contacto físico. ¿Hasta dónde iremos a llegar? ¡Estamos llevados!”
Uno de los casos más impactantes para ellos dos fue el de Freddy Balza, de Venezuela y Freddy Ferreira, de Santa Marta, Colombia, quienes se conocieron por Twitter e iniciaron una relación afectiva. Luego de dos años, Balza sospechó de Ferreira, “recibí una llamada de él a las dos de la mañana, me dijo que tenía que confesarme algo, pero me colgó”. Desde ese día, Balza contactó a Diego y Sebastián para que le ayudaran a descubrir quién era realmente Freddy Ferreira.
“Yo tenía vergüenza con Freddy, pues no tenía mucho dinero, vivía con mi mejor amigo y no tenía un buen empleo, yo era trabajador sexual por internet, por eso no quería que se enterara de mi situación y me negué tantas veces cuando me decía que nos viéramos”, Ferreira se pronunció y nos contó lo que realmente sucedía detrás de su pantalla.
A través de Catfish pudieron hablar y aclarar sus asuntos, realmente se querían y se les veía las ganas de salvar la relación, así que lo intentaron de nuevo. “Fue incómodo al comienzo, mi confianza estaba destruida. Pero ver su insistencia y sus ganas de hacer las cosas bien han ayudado a mejorar mucho la relación”, asevera Balza, quien además añade: “Las redes sociales no son la vida real. Si quieres vida social, báñate, arréglate y sal a caminar a un parque, ve al cine con tus amigos o invita a quien te gusta a cenar. Las mentiras en las redes sociales hacen de la experiencia de usarlas algo negativo que no aporta nada a nadie”.
Sebastián, recordando aquel capítulo comenta que “aquellas personas que no están conformes con su físico, y que de alguna forma no se pueden relacionar fácilmente, crean otro personaje, con medidas exactas, y claramente su personalidad cambia, se sienten más seguras y escapan de su realidad para ingresar a otra: la aceptación. Se dan cuenta que tienen éxito y que ahora sí se pueden relacionar con facilidad”.
Freddy Balza y Freddy Ferreira actualmente siguen juntos, han llevado su relación a un punto estable. Balza piensa venir a Colombia a vivir luego de terminar su carrera, química pura, mientras que Ferreira consiguió otro trabajo y espera a su amado.
Este es un claro ejemplo de la realidad en la que vivimos. Ahora solo nos encargamos de seguir un patrón de belleza y de felicidad que nos impone la sociedad. Estamos enfrentando una realidad silenciosa de la cual el mundo se apodera, hace que el hombre se llene de bulla, porque no quiere enfrentar la soledad del mutismo que lo confronta con su ser interior que desconoce, que no le gusta, prefiere ignorarlo con ruidos, con palabras que ni siquiera les encuentra sentido, evade todo lo que no quiere afrontar, se adueña de dioses novedosos que le ofrecen la felicidad y no sabe que son un engaño más que brinda la sociedad.